Este es el blog del taller de Recopilación de la Historia de Beniaján, una experiencia desarrollada entre los años 2010 y 2015 en la Escuela Popular de Beniaján. Participó en ella un nutrido grupo de personas del pueblo que, día a día, dieron constancia de su tiempo y de su memoria para que su voz no se pierda. En 2016 publicaron el libro "Beniaján y sus gentes. Un paseo por la memoria", recogiendo parte de su investigación. Este trabajo ha tenido continuidad y se ha consolidado en el Centro Cultural de Beniaján a través de "Conoce tu localidad", taller que sigue activo hasta hoy, recopilando aspectos sobre el patrimonio y la historia de Beniaján.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Nenico El Practicante


El hombre de la imagen fue conocido y reconocido en Beniaján por ayudar a la gente en las situaciones en las que más ayuda necesitamos: ante la enfermedad y en los trances relacionados con la salud. Fue el practicante (hoy ATS) del Beniaján de la posguerra, un tiempo en el que no había seguridad social. Si tenías dinero, te atendían. Si no, se sentía.

Pero él, sin embargo, no iba con la cartera por delante, sino con la voluntad de ayudar en lo que pudiera. Así, puso inyecciones, curó heridas y atendió partos allá donde lo reclamaban.

De esta última vocación (la de partero, como lo llamaban antes, o matrón, como le llamamos ahora), nos llega la siguiente historia, contada por Rafael Sánchez Tomás quien por aquellos entonces era mancebo de la farmacia del pueblo: 

"Me llega un día a la farmacia un gitano de Torreagüera a las 9 de la noche y me dice: oiga, ¿usted es Rafaelito? Y le digo: sí. Y me dice: es que vengo a decirle que tiene usted que ir a casa del Sr. Nenico (y yo: ¿señor Nenico?, claro así llamao, no caía) y dice: porque ha ido a mi casa (Torreagüera), se había metío en la cueva, que era donde vivía la gitana, la reconoció y le dijo: oye que esto faltan 6 u 8 horas para que vaya a nacer el zagal, o sea, que no hay parto todavía, me voy a mi casa y luego volveré. Y el gitano se plantó en la puerta de la cueva y dijo que de aquí no sale nadie hasta que no lo diga yo. Y entonces el otro le dijo: bueno, vaya ud. a la farmacia, pregunte por tal, que era yo, yo fui a decírselo a su mujer y además le dijo, le encargó (que era lo gracioso): y de paso le dice usted que vaya al Chamboy, que le dé una botella de vino pa’l Nenico y otros 10 pajarillos… Y estuvo hasta el día siguiente metío en la cueva." 

Eran tiempos duros en los que se paría en cuevas y se comían pájaros fritos. Tiempos de hambre, frío y miseria. Pero, como suele pasar siempre, hubo personas, como Nenico El Practicante, que los hicieron más llevaderos.




El Nenico tiene dedicada una calle con su nombre en Beniaján, junto al Colegio La Naranja. Es peatonal y comunica la C/ Escuelas con la C/ Instituto, en el Barrio de La Tana.

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