Este es el blog del taller de Recopilación de la Historia de Beniaján, una experiencia desarrollada entre los años 2010 y 2015 en la Escuela Popular de Beniaján. Participó en ella un nutrido grupo de personas del pueblo que, día a día, dieron constancia de su tiempo y de su memoria para que su voz no se pierda. En 2016 publicaron el libro "Beniaján y sus gentes. Un paseo por la memoria", recogiendo parte de su investigación. Este trabajo ha tenido continuidad y se ha consolidado en el Centro Cultural de Beniaján a través de "Conoce tu localidad", taller que sigue activo hasta hoy, recopilando aspectos sobre el patrimonio y la historia de Beniaján.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Es historia?

Muchas veces empleamos el término "eso es historia" de manera coloquial para referirnos a hechos que ya forman parte del pasado, que ya no suceden, que ya no se dan.
Sin embargo, cuando hablamos de La Historia con mayúsculas esta acepción de "tiempo pasado que no volverá" tal vez sea incorrecta.
Posiblemente esta afirmación esté haciendo fruncir el ceño de quien la lee y cuestionarse: ¿cómo? ¿que la historia no nos habla del pasado? ¿entonces qué?
Sí. Efectivamente la historia nos cuenta lo que pasó en un tiempo más o menos lejano pero también nos informa de lo que pasa y lo que pasará. Es decir, un hecho histórico tiene resonancias en el presente y dejará su huella en el futuro.
A lo que voy: no podemos entender la historia como una sucesión de hechos aislados que se pasan uno tras otro y "a otra cosa, mariposa", sino todo lo contrario.
La historia es la ciencia del tiempo y el tiempo es un continuo: el día sigue a la noche como los años a las estaciones y los milenios y a los siglos. No hay interrupciones. Todo está conectado.

Toda esta reflexión viene a colación del artículo que traigo hoy hasta el Blog.
Hoy voy a hablar de un hecho reciente, pues se produjo en 1987 pero lo que nos cuenta esta historia, lamentablemente "no es historia", pues habla de una lacra muy presente aún en la actualidad.
Pero no quiero que caigamos en el error de pensar que esto no es historia porque es reciente pero lo que sea lejano, sí lo será. Y me viene a la cabeza un ejemplo: la guerra es muy antigua pero, lamentablemente también, tampoco "es historia".

Una vez hechas estas reflexiones paso a comentaros la historia de esta foto, propiedad de Antonio Barceló:


La foto es de una "falla" que la Peña El Azahar hizo en 1987 para quemar en la noche de San Juan.
La tradición de hacer hogueras para quemar "trastos viejos" viene de antiguo en el Mediterráneo y está vinculada a los rituales ígnicos de las sociedades agrarias que celebraban los solsticios y equinoccios. Recordemos que el fuego es un elemento purificador, de limpieza y fertilidad para la tierra.

Pues bien, en Beniaján, como en casi todos los pueblos se hacían hogueras por San Juan y la gente hacía pilas de trastos viejos para quemar durante la noche más corta del año.
En los años 80 se construye en Beniaján la barraca de la Peña El Azahar y en esa sede se llevan a cabo diferentes actividades y talleres, como en este caso, un taller de cartón piedra para construir bonitas "fallas" a las que prender fuego en la noche mágica.

Esta foto es interesante por varias razones:

  1. Nos habla de una tradición ahora perdida en Beniaján: las hogueras de San Juan. Y nos explica su sentido: purificar mediante el fuego aquello que no queremos, aquello que nos sobra, aquello que está de más. Y de ahí la temática de esta escultura en cartón piedra: el SIDA.
  2. Nos habla de un movimiento vecinal que comenzó en los años 70 y que tuvo su máximo esplendor durante los 80: las peñas huertanas. 
  3. Nos muestra a un trabajo ciertamente cooperativo, artístico, crítico y creativo de los vecinos del pueblo.
  4. Y, sobre todo, nos da mucha información del contexto en que se hizo: aquel año de 1987.
El tema elegido para la falla no es casual. 
Los años 80 son los años de la posmodernidad, de la consolidación de la libertad después de 40 años de dictadura, de la relajación de las estrictas normas morales y represivas del nacional catolicismo y la proliferación de posturas más abiertas en lo sexual y en el ocio.
Pero la felicidad no podía ser total. Justo en estos años de ilusión y apuesta por la libertad irrumpen dos lacras que afectan sobre todo a los jóvenes: por un lado, las toxicomanías y su reina, la heroína. Por otro lado, el SIDA, una enfermedad de la que se sabía poco y que pronto estigmatizó a prostitutas, homosexuales y heroinómanos. De hecho, todavía hoy hay gente que piensa que está libre de este mal cuando ya es de sobra conocido que los heterosexuales que tienen prácticas de riesgo están tan expuestos como cualquier otro colectivo. 
Muchas familias se vieron afectadas por estas problemáticas que tocaron por igual a gente de toda procedencia y escala social. El drama de ver morir a sus hijos se instaló en varias casas de Beniaján y de cualquier punto del Estado Español. 
Las autoridades tardaron en reaccionar ante todo ello y no es hasta los años 90 que empiezan a hacerse campañas de prevención no sin polémica como aquélla en la que el director del instituto encontraba un condón en el vestuario y todos los alumnos decían ser el dueño, acabando con el "póntelo. pónselo" que seguro muchos aún recuerdan.




Los vecinos de Beniaján no se quedaron cortos en su reflexión ante tal situación y dedicaron la pira de 1987 al SIDA, la heroína y otras plagas, recomendando encarecidamente el uso del preservativo como el mejor medio para evitar el contagio, por lo que ocupa el lugar más destacado del conjunto.

Por último, os recomiendo un documental ("Morir de día", de Laia Manresa) que he visto hace poco y que habla de cómo y por qué irrumpió la heroína (y una de sus consecuencias, el SIDA) entre los jóvenes a finales de los 70 y a lo largo de los 80. Está ubicado en Barcelona y aunque Barcelona y Beniaján tienen pocas cosas en común, el contexto era el mismo y el fenómeno se podría explicar igual para los dos casos.

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