Como cierre de curso y animados por nuestro compañero Juan Antonio González, los miembros del Taller hemos realizado hoy una actividad fuera de Beniaján, trasladándonos a uno de los enclaves geográficos más importantes en el marco de la historia que compartimos todos los territorios del antiguo Reino de Murcia: el complejo palatino medieval de Monteagudo.
Guiados e ilustrados a cada paso por Alejandro (de Ecoambiental), el grupo ha ido recorriendo un paraje emblemático que desvela como pocos el esplendor que alcanzó la Murcia musulmana en el siglo XII bajo el reinado de Ibn Mardanis, el "Rey Lobo". De aquella época datan los tres castillos que coronan el complejo: la Alcazaba, siendo el más conocido por su inconfundible silueta, que tenía un carácter eminentemente defensivo; el Palacio de Mardanis (o Castillejo), que era la residencia privada del monarca; y Larache, castillo que albergaba las dependencias destinadas a invitados y a grandes celebraciones.
Subiendo al Castillejo |
Desde sus desmochadas torres y muros de tapial, dominando todo el ámbito que circundaba la cercana Medina Mursiya, todavía se distinguen trazas de las antiguas y enormes albercas que surtían de agua a las tierras de cultivo inmediatas a las fortificaciones.
Antigua alberca. Al fondo, la alcazaba y el palacio del Rey Lobo
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Castillos, balsas y canales de riego, formarían así un paradisíaco conjunto agrícola-palaciego cuya singularidad sigue latente a pesar de un deterioro que siempre se achaca al paso de los siglos, pero que también es producto de la falta de sensibilidad que muchas generaciones han tenido hacia nuestro patrimonio histórico-artístico-paisajístico y de la escasa inversión que las administraciones han destinado a su protección y mantenimiento. Nos cuentan que hay proyectos para poner en valor la zona, pero ninguno acaba de materializarse. Por suerte, el itinerario seguido de castillo en castillo, de alberca en alberca, se realiza a través de caminos de huerta todavía milagrosamente deliciosos en algunos tramos.
Castillo de Larache |
También en la distancia, recostado en la sierra, hemos divisado el Beni-aáy-yan de tiempos del Rey Lobo (nuestro Beniaján), aquel poblado árabe cuyos excelentes yesos se utilizarían sin duda en la construcción de los castillos que estábamos pisando... Se podría decir que toda Murcia, más allá de las montañas y de lo que la vista alcanza, se controlaba desde aquí. Y es que Monteagudo fue el centro de poder de aquel reino grande, fértil y culto que asombraría al mundo en el siglo XII.
Beniaján desde Monteagudo |
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