Grandes etnógrafos murcianos fueron, por ejemplo, Díaz Cassou, Frutos Baeza, Jara Carrillo, Martínez Tornel o Torres Fontes, de quienes tanto hay publicado. Sus trabajos beben de las corrientes historicistas y románticas que inundaron los círculos artísticos y culturales a finales del siglo XIX, un tiempo en el que se generaliza en toda España el profuso ensalzamiento de las singularidades y valores más regionalistas a través de la pintura, la literatura o la música... Especialmente para Beniaján es importantísimo el trabajo que realizó otro de aquellos estudiosos del tipismo local, nuestro paisano y diputado Luis Federico Guirao, en su faceta como fotógrafo: guiado por un profundo interés por la vida cotidiana en la huerta y en su pueblo, inmortalizó en cientos de imágenes el paisaje y las escenas costumbristas de nuestra zona, la mayoría de sobra conocidas por las numerosas veces que se han reproducido. Gracias a su afición, podemos ver hoy imágenes de Beniaján de aquella época, siendo muy pocas las localidades de nuestro entorno que pueden presumir de tal circunstancia.
Sacando agua del pozo, en la Huerta de Beniaján (fotografía de Luis Federico Guirao) |
UNA PARTITURA ENTRE NOTAS DE PRENSA
Muchos de estos autores aprovecharon también las páginas de los periódicos para, de alguna manera, difundir sus trabajos. Así, en El Liberal del 12 de enero de 1922, encontramos la noticia de la publicación de un libro llamado “Cancionero Popular Murciano” en el que su autor, Alberto Sevilla, había recopilado diversas coplas tradicionales de nuestra región. Precisamente a raíz de aquella noticia y en el mismo periódico, se sucederían varios artículos en los que se señalaba la no inclusión en el citado libro de los ancestrales ‘Mayos’, abriendo el camino a manifestaciones de profundo pesar por haber dejado la sociedad murciana caer en el olvido tan legendaria costumbre: ciertamente era un festejo en desuso, y la letra y la melodía de aquella cantinela que cada 30 de abril había inundado la noche huertana, tal y como muchos habían oído relatar, se encontraban prácticamente desaparecidas en aquel momento. Tan sólo el músico José Verdú Landívar, en su libro “Colección de Cantos Populares de Murcia” del año 1906, había recogido una versión de aquella vieja copla.
El Liberal del 17 de enero, ya titula un artículo “Investigaciones artísticas: Los Mayos”, y en él se destaca: “Ya que los aficionados a los aires populares han manifestado su interés por este asunto, nos creemos en la obligación de sacarlo de las tinieblas en que, al parecer, muere”. Y será otro conocidísimo músico y también estudioso de nuestras tradiciones, Emilio Ramírez, a la sazón coautor del Himno a Murcia, quien participe de aquel repentino afán por recuperar ‘Los Mayos’. Redactará varios artículos al hilo de sus investigaciones, y así, el 21 de enero de 1922, El Liberal publicaba en primera página la partitura que finalmente había podido transcribir el maestro Ramírez, concluyendo al respecto los redactores del diario que “al ofrecer esta intensa página de tradición murciana, creemos haber hecho un servicio al arte regional y nos sentimos orgullosos de ello”.
Partitura de los Mayos de Beniaján (publicada en 'El Liberal' en 1922) |
Unos días después, el 24 de enero, Ramírez explicaba en el mismo periódico el resultado de su trabajo y cómo lo había obtenido: “La melodía de ‘Los Mayos’ que yo envié a El Liberal, tiene los mismos diseños melódicos que la que figura en el hermoso libro de Verdú; pero sin que yo tenga la pretensión de superar, ni de igualar siquiera, la meritísima labor del inolvidable músico murciano, es cierto que ambas transcripciones difieren en el tono, en el compás, en el ritmo, en los valores y en el matiz. Y es que al reconstruir mis recuerdos, contrastándolos con el testimonio de los que aún podían entonar la canción, he preferido ir al archivo viviente del alma murciana. En el corazón de la huerta, cerca del pintoresco pueblecito de Beniaján, tengo una amistad de la que me enorgullezco. Un viejecillo huertano, con las manos encallecidas por el trabajo y la cabeza plateada por el peso de los años, ha sido el bardo que ha inspirado muchos de mis apuntes sobre nuestra música popular. ¡Cuánta parte lleva él en mis pequeños éxitos! No hace muchos días me dictaba con su vocecilla temblecona, la canción de ‘Los Mayos’ con sus distintas estrofas, que yo cuidadosamente recogí”.
Por tanto, vemos que la versión de ‘Los Mayos’ rescatada por el maestro Ramírez es distinta a la recopilada unos años antes por Verdú. Y lo más interesante para nosotros es que ésta, concretamente, fue obtenida en la huerta de Beniaján. Entendemos entonces que no debía existir una sola versión de la melodía (como pueda parecernos ahora), sino que probablemente variara según el lugar donde se interpretaba; y no sólo con respecto a otras zonas de levante, como apuntaría Ramírez en este sentido: “nunca la fiesta de ‘Los Mayos’ ha sido en nuestra huerta lo que en otras regiones de España”, sino también dentro del ámbito de nuestra comarca. Lo cierto es que gracias a aquel trabajo de investigación y a su publicación en la prensa de la época, hoy podemos conocer y redescubrir aquella variante concreta, e incluso atrevernos a bautizarla como ‘Los Mayos de Beniaján’.
REVISANDO LA FIESTA, HOY
Afortunadamente, la celebración de 'Los Mayos' se ha ido recuperando a lo largo del siglo XX y especialmente en sus últimas décadas gracias a la labor de rondallas y grupos folklóricos. Así ha ocurrido en Beniaján, donde nuestras tres peñas huertanas (El Azahar, El Celemín y La Parranda ) se han convertido en auténticas depositarias y custodias de nuestras más huertanas costumbres. Pero sería bueno que estos grupos beniajanenses, destilando nuestras esencias y particularidades, rescataran para su repertorio la melodía que un anciano de nuestra huerta transmitiera a aquel erudito músico hace ahora casi un siglo… y así volver a escuchar felizmente esa variedad de ‘Mayo’ en Beniaján cada 30 de abril venidero.
De hecho, creemos imprescindible hacer una revisión sobre la partitura que actualmente escuchamos pues, aun estando ya muy popularizada, ni siquiera resulta tener un origen netamente murciano. Así nos lo confirma Tomás García, documentalista, etnógrafo y colaborador de nuestro Taller, quien apunta al respecto que estos ‘Mayos’ contemporáneos son una versión de los que se tocan en una zona de la provincia de Albacete. ¿Por qué importarla entonces si tenemos aquí, precisamente en Beniaján, una melodía genuinamente murciana? ¿Por qué no rescatar de los archivos, allá donde se encuentren, las auténticas partituras que interpretaron nuestros antepasados?
Al hilo de este asunto, también se ha debatido en el Taller el hecho de que hoy se haya generalizado el festejo como una manifestación eminentemente de carácter religioso-popular, sobre todo por haber fusionado el canto de ‘Los Mayos’ con la colocación de ‘Cruces Floridas’ en calles y plazas, cuando en origen se trataba de dos celebraciones distintas aunque inmediatamente seguidas en el calendario (el día de la Cruz es el 3 de mayo). No deberíamos olvidar la primigenia faceta pagana y jocosa de ‘Los Mayos’ como coplas de ronda, con las que se ensalzaban la fertilidad de la tierra y las virtudes de las mujeres del lugar la noche del 30 de abril. Si volvemos a la partitura publicada en El Liberal y atendemos a la letra, se puede leer:
Ya estamos a treinta de este Abril florido,
alegrarse damas, que Mayo ha venido.
Ha venido Mayo, bienvenido sea,
para las hermosas y para las feas.
Sólo el primer ‘Mayo’ del 30 de abril se dedicaba a la Virgen : se acudía a las puertas de los templos y se cantaba a María como la más hermosa Señora… eso sí, pidiéndole antes ‘permiso’ a su Santo Esposo José. Y hoy acuden nuestras rondallas esa noche al Atrio de la iglesia para cantar a la Virgen , tradicionalmente a la del Carmen y a la del Rosario, y en los últimos años también a la que veneramos en Beniaján bajo la huertana advocación de “el Azahar”… la misma que cada 1 de mayo, recorriendo caminos y veredas entre árboles en flor, vuelve en romería a su ermita de Villanueva.
Romería de la Virgen del Azahar, por el Caminico |
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