La fiesta de San Antón se inscribe dentro de las fiestas del ciclo invernal, poniendo fin al ciclo de navidad en muchos lugares, tal como reza el refrán: "Hasta San Antón, pascuas son". En muchos sitios las fiestas del solsticio de invierno se acompañan de rituales de fuego (hogueras), tal como se hace con el solsticio de verano, que aquí llamamos San Juan y sobre el que ya hemos hablado en este Blog, a propósito de una "falla" de los años 80.
En Zeneta me contaban hace 6 años que aún se estilaba hacer hogueras por San Antón. En Beniaján no nos han llegado noticias sobre fogatas en esta fecha tan señalada. Y tampoco sobre otra tradición que aún pervive en algunos lugares de la huerta (La Luz, por ejemplo), consistente en subir al monte a comer, hacer una paella o unas migas.
Y es que en Beniaján tenían una tradición muy propia, que era la merendona, de la que tenéis un estupendo artículo en este mismo Blog escrito por Gabriel, uno de los participantes en el taller. Nosotros, que somos amantes de las tradiciones, no solo para estudiarlas sino también para vivirlas y revivirlas, nos hubiera gustado ir de merendona el 29 de diciembre, como manda la tradición. Pero nuestro grupo no se rige por el horario natural de los días y las estaciones, sino por el tan artificial horario escolar, así que el 29 de diciembre estábamos de vacaciones y cada uno por un sitio. Aunque me consta que en Beniaján hay algún grupo que aún se junta ese día a comer, tal como nos cuenta Pelegrín, otro de los participantes.
El caso es que no queríamos quedarnos sin merienda campestre y hemos fusionado la tradicional merendona beniajanera con la tradicional subida al monte sanantonera y las fiestas del Bojar y nos hemos ido de merienda al barrio, al área recreativa detrás de las escuelas.
Tal ha sido el éxito de nuestra propuesta que Fina García Lax, de la Comisión de Fiestas del Bojar, se ha acercado a decirnos que les gustaría recuperar la tradición e incorporarla a las fiestas el año que viene, como se puede ver en esta foto:
Realmente ha sido una experiencia maravillosa. Muy divertida, económica y visible. Cada uno llevamos algo, lo que pudimos y lo compartimos. Incluso Victoria y Antoñita llevaron lo que quedaba "de Pascua" para cumplir bien con la tradición.
Los tiempos han cambiado. Ni siquiera está el lugar donde se subía a merendar. Pero el recuerdo queda y la memoria es más fuerte que el silencio.
Y ese es el gran valor de lo que llamamos "patrimonio inmaterial", que reside en la memoria, en el recuerdo y en el corazón, lugares todos ellos inaccesibles para las máquinas del desarrollismo, la especulación inmobiliaria o los planes de ajuste europeo.
Mientras nos quede el recuerdo, la tradición no se perderá.
Y prueba de ello es también la foto que sigue, donde podemos adivinar cómo se transmite otra tradición aún muy viva: la colombicultura (o palomistas): hombres mayores y niños entrenando palomas en la rambla.
PD: El 17 de enero de 2012 fue martes. Así que respetamos la fecha y no hacemos eso de pasarlo a un domingo. En estos tiempos de repensarlo todo, ¿por qué no se puede hacer una tradición en su día, aunque no sea festivo? Este planteamiento vale igual para ateos u otras religiones. Pensemos el caso, por ejemplo de la musulmana fiesta del Cordero, que no coincide con un festivo oficial.
Próximamente será la Candelaria (jueves, 2 de febrero) que pone punto final definitivo al ciclo navideño. Y después Carnaval, la gran fiesta del invierno. ¿Por qué perder el martes?
¿Por qué?...
2 comentarios:
Muy bonita la publicación y la propia experiencia de revivir la Merendona.
Realmente, las mejores fiestas nunca son las más caras, sino las más participativas. Y la Merendona era una fiesta para todos, sin excepción.
Este año, para formar ese corro de gente, de vecinos y amigos, sólo se necesitaron ganas y lo que cada cual trajo voluntariamente de su casa. El resultado fue muy gratificante.
Lo que está claro es que, de recuperarse la celebración de la Merendona (y ojalá sea en un año cercano), debería hacerse en su fecha: 29 de diciembre... ¡caiga como caiga!
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